![]() “A menudo me pregunto quién será la última persona que me vea con vida. Si tuviera que apostar, lo haría por el repartidor del restaurante chino. Los llamo cuatro noches de cada siete. Cuando el chico llega, busco teatralmente la billetera. Él se queda en la puerta, sosteniendo la bolsa grasienta, mientras yo cavilo en si ésta será la noche en que me coma el rollito de primavera, me acueste y tenga un infarto mientras duermo”. Hoy me he despertado pensando en la obsesión del protagonista de este libro, La historia del amor: no morir un día en el que nadie le haya visto. Completamente legítimo, comprensible, humano. Y se hace notar cada día que pasa porque no sabe si será su último día en la Tierra. Ni puedo ni imaginar cómo debe de ser sentir que ya estás en la última canción de la cara B del LP de tu vida, y que cuando se oiga su último acorde, la única opción sea volver a escucharla una y otra vez. O guardar el vinilo, para siempre, en su funda. Sin embargo, como casi todo en esta vida, puede que sea cuestión de actitud y, como Leopold Gursky, el anciano protagonista del libro, tengamos que hacer algo especial cada día para que no nos olviden. Una caricia no solicitada, una palabra amable en un contexto hostil, una invitación a compartir un sueño, un plan inesperado, un regalo, un email de apoyo… La historia del amor, de Nicole Krauss, es la prueba de cómo un libro puede cambiar más de una vida.
3 Comentarios
Nonazo
25/7/2016 23:17:01
He entrado en bucle con lo del hombre que no quiere morir un día que no le haya visto nadie. Y precisamente esta noche, que he cenado chino.
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5/8/2016 09:09:10
Hacer algo especial cada día... Algo especial... Y cada día... Todos los días... Lo intentare. Y tú Qué harás hoy?
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Monti
6/8/2016 18:42:22
Es un reto. Yo hoy voy a dedicar sonrisas. Allá va una! :-)
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