Mecidas por el viento, Como los recuerdos que nos hacen vibrar de repente, Decidimos seguir la ruta más angosta hacia nuestros límites. Y resultó ser la única y auténtica. Y nos trajo ondulando por mares y montañas. Nunca vimos el fin, porque no existe. Nunca antes dos –o más– corazones saltaron tan parejos. Como los ojos verdes que juntos, al unísono, elevan su mirada hacia la bruma. Los árboles en ramas, sin hojas, pues se escapan hacia el próximo invierno, Dejan hueco a las almas que ensortijan presencias. Quizás no existan el tiempo ni el espacio. Quizás tengan razón esos que afirman que sólo somos una manifestación más de la energía. ¿Lo imaginas? Quizás sea cierto que yo soy sólo un yo de los que pude ser, Y que también soy un nuevo yo en potencia O muchos más… ¡quién sabe! Observo un punto fijo en la pared vacía. Y nada me parece tan difícil como dejar de imaginar Ahora mi vida sembrada de futuro. Me fundo contigo y desdibujamos una espiral de ráfagas que vuelan, Que asciende esbelta hasta alcanzar la cima.
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Agosto 2018
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